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Venezuela contiene el aliento
Cualquier previsión sobre lo que pueda suceder en Venezuela en las próximas semanas supone un atrevimiento. Los escenarios son extremadamente volátiles y casi nadie sabe con exactitud ahora, a las 13.43 del miércoles -hora de Ciudad de México- si cuando ustedes reciban este boletín la tensión militar entre Washington y Caracas habrá escalado, si Donald Trump habrá materializado sus amenazas con alguna operación en territorio venezolano o si, al contrario, como aseguró el martes el presidente de Estados Unidos, se estará preparando el terreno para una llamada con Nicolás Maduro. Cualquiera de esos horizontes es plausible, a tenor de lo vivido hasta ahora. Pero las expectativas alrededor de un cambio político en Venezuela son tan extendidas y legítimas que han generado un clima de fin de régimen mientras en el corazón de la cúpula chavista todos están cada vez más atornillados al poder.
El gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) movilizó el martes a sus bases para cerrar filas ante las acusaciones lanzadas por el Departamento de Estado. A partir del lunes. Estados Unidos considera como organización terrorista el llamado Cartel de los Soles, un grupo de narcotraficantes a cuya cabeza sitúa a Maduro. El mandatario venezolano trata de animar a los simpatizantes y militantes bolivarianos. “No van a poder, somos invencibles”, aventuró horas antes de la manifestación. En cualquier caso, todos en las filas gubernamentales son conscientes de que su futuro depende en última instancia de los próximos pasos de la Casa Blanca y de su capacidad de negociación.
En las calles de Caracas y de las principales ciudades del país se ha instalado un ambiente paranoico. El chavismo ha multiplicado la militarización y profundizado la persecución de los sospechosos de traicionar la causa revolucionaria. En paralelo, la oposición encabezada por María Corina Machado, quien ganó en octubre el Premio Nobel de la Paz, presiona para desencadenar una transición. El precedente de lo ocurrido con Juan Guaidó en 2019 alimenta las esperanzas del Gobierno. Mientras tanto, todos en Venezuela contienen el aliento ante lo desconocido.
