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Una declaración temeraria de Javier Milei y la filtración de lo que su gobierno dice esperar en la elección bonaerense del domingo resumen el modo agónico en que la extrema derecha que rige la Argentina vive el presente. El problema es que, en pánico desde el estallido del Karinagate y el vuelo de sus esquirlas caóticas, apuesta demasiado fuerte y se arriesga a balearse sus propios pies.
Primero, los hechos.
"El kirchnerismo y sus aliados están, básicamente, aplicando lo que se llama la 'estrategia de Cortés', que es la de quemar las naves; es a todo o nada. Y eso implica desde tratar de destruir el programa económico desde el Congreso de la Nación a hacer manifestaciones violentas en la calle o intentar matarme. O, si fuera el caso, inventarme cualquier tipo de aberración, o sea inventar mentiras para tratar de desprestigiarme", le dijo en una entrevista a Louis Sarkozy, hijo del expresidente de Francia Nicolas Sarkozy y principal figura del medio belga 21 News. ¿Y si fuera Milei quien se viste de Hernán Cortés?
"Son los últimos manotazos de ahogado de un régimen que, si Dios nos acompaña, lo terminaremos de sepultar el 26 de octubre, y que puede quedar herido de muerte casi definitiva este próximo 7 de septiembre en la elección de la provincia de Buenos Aires", añadió en el pódcast cuyo nombre, En completa libertad, resulta expresivo de su afinidad con las ideas de ultraderecha. No sorprende así que otros de los tópicos tocados hayan sido las ideas de que la inmigración puede ser considerada en ciertos contextos "una invasión", el macartismo permanente, la ratificación del alineamiento perruno con Donald Trump y la defensa incondicional de Benjamín Netanyahu, juzgado como presunto criminal de guerra y de lesa humanidad por la Corte Penal Internacional (CPI).
En tanto, en la Casa Rosada dicen conformarse con una derrota por cinco puntos porcentuales este domingo en la Provincia, número que los más pesimistas estiran a ocho como límite para una remontada el 26-O.
Esos testimonios contrastan con las palabras del propio Presidente, quien se ilusiona con "dejar herido de muerte" al kirchnerismo y, como dijo anoche en su flaquísimo acto en Moreno –donde llenó el área chica de una cancha de fútbol–, con "lo linda que se va a poner la provincia de Buenos Aires si la teñimos de violeta".
Javier Milei defendió anoche en Moreno a su hermana Karina de las denuncias de corrupción. (Foto: Agustin Marcarian, Reuters).
También chocan con encuestas como la última de Aresco, que en el estribo de los comicios arrojó una ventaja de apenas 2,2 puntos porcentuales para Fuerza Patria, esto es un empate técnico, concepto que también subrayó el mandatario en su arenga de cierre.
¿El mileísmo opera, pícaro, para presentar cualquier resultado mejor que la derrota que filtra como un éxito resonante?
desPertar, no sabe/no contesta.
No se debe pasar rápidamente por la declaración de Milei al medio ultraderechista de Bélgica, en especial la citada al comienzo, reveladora de elementos de análisis valiosos.
En ella, señala no sólo al kirchnerismo sino también a "sus aliados" como enemigos dispuestos a todo. ¿Cuáles serán esas extensiones, porque, hasta donde se sabe, para el mandatario todo lo que contiene Fuerza Patria (FP) no es más que kirchnerismo?
Tal vez la respuesta surja de la acusación de que ese sector "trata de destruir el programa económico desde el Congreso". Eso, de acuerdo con las últimas votaciones adversas al oficialismo, pondría en el bando de los orcos a experonistas, radicales, algunos representantes de agrupaciones provinciales, cívicos, socialistas, trotskistas y otros. Sería el mundo contra él.
Dichos enemigos, señala Milei, hacen "manifestaciones violentas" e "inventan mentiras" para desprestigiarlo, expediente fácil para deshacerse de un plumazo del Karinagate ante un interlocutor gentil.
Más allá de eso, ¿será su hasta hace poco abogado e íntimo amigo Diego Spagnuolo uno de esos antagonistas? ¿Lo será también Santiago Caputo, mirado con desconfianza por el ala del Gobierno que responde a Karina Milei por la proliferación de grabaciones comprometedoras? ¿Lo será la propia secretaria general de la Presidencia, cuya palabra pública es inexistente y la filtrada, radiactiva y objeto de censura previa? Se supone que no.
Lo más serio, en tanto, fue la denuncia de que esos factores traman su asesinato, disparate que sobrevoló toda la jornada de ayer en el acto que, contra toda advertencia de seguridad y en medio de un operativo de guerra y la circulación de llamativos encapuchados, se empecinó en llevar adelante en una zona despojada de Moreno.
Encarar a esos encapuchados y preguntarles por su función resultó una tarea de alto riesgo para el periodista Cristian Mercatante.
Es el propio Milei, no el peronismo, quien aplica la 'estrategia de Cortés' de quemar las naves.
Aunque todo es posible en el universo de Milei Hermanos, nadie en su sano juicio puede augurar, todavía, la extinción del peronismo. Eso hace que los dichos del Presidente resulten temerarios para sus propias condiciones de gobernabilidad en los dos años clave que comenzarán justo después del 26 de octubre.
Si la tensión del mercado financiero, rodeada de una estrategia oficial desesperada de contención del dólar y de un silencio cómplice del Fondo Monetario Internacional (FMI), es producto del "riesgo kuka", el jefe de Estado anarcocapitalista (sic) no debería prometer la liquidación de ese enemigo curiosamente agonizante y todopoderoso a la vez.
Si la posibilidad de un retorno del peronismo es la explicación de todos los males de la economía, ¿qué condiciones políticas siembra Milei para cuando, después de las legislativas, pueda verse obligado a sincerar el tipo de cambio y afrontar las consecuencias inflacionarias, recesivas, sociales y de opinión pública de eso?
Desde hace meses desPertar advierte sobre ese eventual escenario y ahora es el mercado financiero el que lo divisa, con bonos y acciones en caída libre, y con perspectivas de consultoras de primera línea de que ni siquiera un triunfo claro del Gobierno en las elecciones del mes que viene sería suficiente para llevar el riesgo país por debajo de los 500 puntos básicos necesarios para refinanciar vencimientos, y enderezar la macro y el programa del Fondo.
Ahora bien, con niveles de popularidad en caída fuerte, la renovada acechanza del dólar, una política de intervención en el mercado cambiario que llena de desconfianza hasta a los analistas y operadores afines, el Karinagate del aparente robo del dinero destinado a las personas con discapacidad, los escándalos crecientes por los manejos en el PAMI y la ANSES, y los audios de su hermana censurados, pero no suprimidos por una cautelar absurda, ¿quién asegura hoy ese escenario de triunfo holgado de La Libertad Avanza (LLA) en los comicios del 26-O?
Entonces, si ganara por un margen más discreto, ¿arreciaría el presunto "riesgo kuka"?
Dado el tenor de las apuestas oficiales y el modo en que compromete su propio futuro en aras de un resultado electoral incierto, no puede sorprender que el riesgo país haya trepado ayer hasta el filo de los 900 puntos básicos, una enormidad que marcó un máximo de cinco meses.
Fuente: Ámbito Financiero.
Milei, a lo Hernán Cortés, quema las naves en su momento más delicado; será pato o gallareta.
Hundimiento de las naves, Códice Durán - Historia de las Indias de la Nueva España e Islas de Tierra Firme (Siglo XVI).
Las temeridades señaladas fueron vehiculizadas a través de un medio internacional, lo que no sirve precisamente para llenar de confianza a potenciales inversores extranjeros, tanto los llamados por la bicicleta de las supertasas de Toto Caputo como los que no terminan de convencerse del futuro de la economía real ni siquiera con los regalos del RIGI.
Milei se definió alguna vez como "el topo que viene a destruir el Estado desde adentro", pero en verdad parece dispuesto a romper todavía más que eso.
Aun si ganara este domingo, aun si descollara el 26 de octubre, aun si domara al dólar, aun si lograra hacer languidecer el Karinagate y aun si lograra ponerle un bozal permanente a la boca de su hermana, ¿qué clase de política le promete al país en su bienio final?
No es gratuito definir al principal grupo de la oposición –y, más, también a "sus aliados"– como una virtual organización terrorista que se prepara para asesinarlo. Como ese sector no va a desaparecer, Milei –que, en lugar de denunciar lo que se supone que conoce, solamente disemina miedo– prepara una política de guerra total y permanente contra lo diverso.
Habrás notado que desde hace un tiempo dejé de hablar de "ultraderecha" para referirme al mileísmo y empecé a adoptar la expresión "extrema derecha". No es casualidad ni descuido.
Según le dijo hace un tiempo a Letra P el doctor en Comunicación Política de la Freie Universität Berlin Franco Delle Donne, "el término 'ultraderecha' engloba a los partidos políticos que se ubican a la derecha de la centroderecha, valga la redundancia. Sirve para englobar dos fenómenos: el de la 'derecha radical' y el de la 'extrema derecha'".
"El primero –explicó– propone un discurso, justamente, radicalizado, pero que trabaja dentro de la democracia; no plantea un cambio de sistema, sino una reforma (…) de la democracia desde adentro. El segundo (en cambio) apunta a la creación de un sistema diferente, no democrático".
Entre incitaciones permanentes a la violencia, prácticas de tiro contra reporteros gráficos, aprietes a periodistas, censuras tramitadas a través de jueces vulnerables, gambetas a la Constitución, troleras pagas, y kuéideres y vischis, ya es hora de llamar ciertos deslizamientos por su nombre.
