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EL EQUIPO DE MILEI
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EL EQUIPO DE MILEI

¿Equipo que gana no se toca?

El éxito vuelve conservador a quien lo consigue. ¿Quién cambia cuando el viento le sopla a favor? Es lo que le pasa al Gobierno, que viene de un triunfo electoral que –eso es lo que siente– legitima su modelo, sus políticas y su modo de hacer las cosas. Sin embargo, los partidos a veces se ganan por hechos fortuitos que disimulan errores y desacoples, por lo que insistir no parece la mejor idea. ¿Javier Milei y Toto Caputo vuelven a las andadas en materia de dólar?

El rally financiero poselectoral se ameseta, pero no se revierte. Los bonos de la deuda subieron levemente y el riesgo país sigue oscilando en torno a 600 puntos básicos que habrá que volver a bajar en algún momento para que el futuro sea más promisorio. Las acciones volvieron a trepar fuerte y, más llamativo a la vista, los diferentes tipos de cambio volvieron a retroceder, alejándose un poco del techo de la banda pactada con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ahora queda a poco menos de 7%.

Fuente: Rava Bursátil.

Encima, el índice de precios al consumidor (IPC) volvió a arrojar cierta estabilidad en octubre, 2,3% que, si bien marca una escalerita discretamente ascendente, cuenta con el atenuante de registrar el traspaso a precios de las convulsiones cambiarias del período. El Gobierno, que festejó 18 meses de reducción del índice interanual, espera que noviembre muestre un panorama algo mejor.

Aun así…

¿Todo marcha acorde al plan?

No necesariamente. Por un lado, los títulos de la deuda sostienen sus ganancias recientes por algo muy diferente de los méritos del equipo –económico–. Es porque se produjo "un gol de otro partido": la aparición del Tesoro de los Estados Unidos como garante de los pagos de deuda… mientras Milei gobierne, haga los deberes y las posibilidades de reelección en 2027 parezcan grandes. No se trata, precisamente, de un statu quo demasiado estable.

Lo mismo pasa con el dólar. ¿Qué sentido tiene seguir pulseando con Scott Bessent cuando él y, lo que es más delicado, las autoridades argentinas parecen dispuestos incluso a habilitar negocios opacos y lesivos del interés nacional con tal de mantener la cotización bajo la suela?

En cuanto a la inflación, en tanto, si bien se puede esperar que el mes en curso refleje en los precios la calma del billete verde, también habrá factores que jueguen en contra.

De acuerdo con la consultora LCG, "es difícil que el nivel de inflación converja rápidamente a tasas de un dígito anual. La inercia sigue siendo relevante y restan un correcciones de precios relativos, a la vez que una actividad más dinámica podría alentar pujas distributivas ausentes hasta el momento".

"Para los próximos meses proyectamos niveles de inflación todavía en la zona del 2%, consistentes con una inflación del 31% anual medida a diciembre", añade. Maldita meseta.

Tres factores sirven para poner en un contexto más adecuado el 2,3% de octubre, un ritmo de aumento de los precios que resultó suficiente para que el 40% de la ciudadanía premiara a Milei en las urnas:

  • El IPC mantiene una tendencia creciente desde hace cinco meses a pesar de la intervención sobre el dólar –incluso con ayuda de los Estados Unidos–, de una suba espectacular de las tasas de interés –que por suerte se ha revertido recientemente–, de un consumo que no levanta y de una recesión fuerte. Así, un nivel de actividad más compatible con la vida humana podría complicar en lugar de facilitar la desinflación que es, entiendo, la principal causa del resultado del 26-O.
  • La meseta del dos y pico ya viene durando trece meses, lo que marca que, más allá de lo que digan los libros de teoría monetaria que lee el Presidente, hay allí un piso duro de perforar. De hecho, la inflación núcleo –que sugiere tendencia por excluir precios estacionales y regulados– fue del 2,2%, prácticamente igual que el promedio. Al respecto, Milei va estirando de a poco lo que se denomina "rezago monetario" y ahora sostiene que dura algo así como 18 meses. Debería reparar que el primer dos y pico, tras una baja del IPC que fue veloz tras la megadevaluación de diciembre, que inicialmente lo espiralizó, se registró en octubre de 2024.
  • La mayoría de los rubros vinculados con el consumo más popular y con la canasta de pobreza crecieron por encima del promedio: transporte –3,5%–; servicios del hogar y combustibles –2,8%–, e indumentaria y alimentación –2,4%–. En tanto, rubros especialmente sensibles volaron incluso por encima de eso. No sorprende, entonces, que las canastas que marcan las líneas de pobreza e indigencia se aceleren, complicando una mejora ulterior de esos indicadores.

En manos del grandote

Sin embargo, como se dijo, manda la ratificación del rumbo, lo que supone, bajo el ala de Bessent, un volver a las andadas que llevaron al Gobierno a un riesgo de "colapso", como dijo el lunes el propio virrey. ¿Es una buena política que tantas variables dependan del apoyo de una administración extranjera que vende caros sus favores?

Milei ya dijo que las bandas cambiarias, esto es el propio sistema y su regla de actualización –1% mensual al alza de la superior; 1% a la baja la inferior– se mantendrán "por lo menos" hasta la campaña electoral de 2027. En tanto, Toto Caputo filtró en una reunión reservada con traders –organizada, cuándo no, por J. P. Morgan– que esas actualizaciones podrían ampliarse a un 1,5%, de modo de que la inflación no vuelva a erosionar la mejora de competitividad de los últimos meses, dada por una suba de la cotización del 31% desde abril. ¿Alcanza con eso?

Según el ministro, que lee los mismos manuales de política monetaria que Milei, el IPC bajará al 1% mensual a mediados del año próximo, lo que, de concretarse, acercaría notablemente el objetivo de llevarla al ansiado dígito único.

Al disertar en la Conferencia Anual de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), Caputo insistió ayer en que "vamos a seguir manteniendo la flotación entre bandas" y que un mercado cambiario totalmente libre sería pan para hoy y cepo para mañana. Además –atención– relativizó la necesidad de incrementar el nivel de reservas del Banco Central, algo que, cabe recordar, fue pactado con el FMI e incumplido ya una vez y en camino de una segunda.

"Es prioridad acumular reservas, pero ahora no por el hecho que tengamos para usarlas para pagar deuda", sentenció. Tendrá razón mientras Donald Trump y Bessent mantengan la buena onda…

Dos conclusiones relevantes:

  • Es imposible no vincular la obsesión por el dólar superintervenido, una suerte de neoconvertibilidad de facto, con la dificultad que encuentra la extrema derecha gobernante para, por fin, echarle el lazo al potro rebelde de la inflación.
  • El Gobierno dice que usa en esa doma difícil las herramientas fiscal y monetaria –el ajuste–, pero en verdad, sin que lo confiese, se vale en mayor medida de una forma brutal de poner en caja la puja distributiva.

Todo eso, por otro lado, para sostener un modelo con pocos ganadores y demasiados perdedores.



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